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Esperando a Torchwood julio 17, 2011

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Imagen promocional de Torchwood Miracle Day tomada de la web de la BBC.

El pasado jueves la BBC emitió el primer capítulo de la cuarta temporada de Torchwood, unos días después de que lo hiciera Starz en Estados Unidos. He estado buceando en busca de críticas de uno y otro lado del charco, pero el miedo a leer spoilers no me ha permitido profundizar en la investigación. Los piratas ya la han puesto a disposición del público del resto del mundo, o sea que mañana espero poder formarme mi propia opinión sobre el primer capítulo. Para compensar el uso de medios ilegales, prometo verla legalmente en IPlayer en cuanto pise territorio británico este verano. Es que me puede la impaciencia…

Tengo miedo de lo que me voy a encontrar, ahora que Torchwood ha dejado de ser netamente BBC para pasar a ser medio americana. No se trata sólo del temor a que pierda la libertad de hacer cosas como por ejemplo tener un héroe bisexual (parece que esto lo han respetado, según declaraciones del actor protagonista John Barrowman) sino que necesariamente tiene que cambiar de público y eso significa que tendrá que renunciar a todo el background que sus seguidores habituales hemos acumulado en tres temporadas. ¿Es una serie nueva si todo su pasado es ignorado?

Algunas de las críticas que he leído la acusaban de repetir demasiadas veces y hacer demasiado explícitas las cosas, como para asegurarse de que sus expectadortes se enteran de lo que está pasando. ¿Será un síntoma de esa vuelta atrás que forzosamente necesita?

He de reconocer que mis temores vienen dados porque me molesta que Torchwood se abra a más gente. De alguna manera, considero que esa serie nos pertenece a sus fans, a los que la vimos nacer como spin off de Doctor Who, y no quiero que la abran a gente que no ha visto lo que nosotros. Gente que no sabe por qué Jack Harkness es inmortal o que no lloró cuando quien le hizo así quedó atrapada para siempre en otro universo… Y aún así, parece que sin la financiación de Starz jamás se hubiera rodado la cuarta temporada, o sea que en el fondo estoy agradecida.

En resumen, que a pesar de mis temores estoy deseando verla. Comencé a seguir Torchwood para quitarme el mono de Doctor Who. En su segunda temporada me enganché y en la tercera me pareció genial. Agradecía el background de las dos temporadas anteriores, pero tenía la sensación de estar viendo una serie completamente distinta (una miniserie de cinco capítulos) y muy buena. Compleja, oscura, profunda… Pero sin pender su esencia aventurera y divertida. Ahora con la cuarta temporada imagino que volveré a tener la sensación de estar viendo una serie completamente nueva… Y espero que de nuevo para bien, pero si no, por lo menos volveremos a ver al capitán Jack Harkness en acción, que ya es bastante.

De cualquier manera, es alentador saber que, según informa Doctor Who News Page, el primer capítulo de la nueva Torchwood consiguió un Appreciation Index de 85, lo que se considera «excelente». De hecho, según yo misma expliqué en un post sobre audiencias hace un tiempo, un AI de 85 puede salvar un programa incluso aunque tenga bajos ratings. El AI mide, en una escala sobre 100, lo que le ha gustado un programa a la gente que lo ha visto.

Una última reflexión: ojalá hagan alguna referencia al Doctor. De alguna manera, una broma o una referencia sutil en esa línea me tranquilizaría: significaría que Torchwood sigue siendo nuestra Torchood, la serie que los whovians ven cuando no hay niños en la casa.

Mañana o pasado saldré de dudas.

Los Emmy julio 14, 2011

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Imagen tomada dde la página web http://www.emmy.tv


Hace unos meses que hablamos de los premios de la televisión de Monte Carlo, más que nada como curiosidad, ya que su repercusión fue muy escasa. Hoy no queda otro remedio que hablar de los Emmy por todo lo contrario: si quieres escribir sobre televisión simplemente no puedes ignorar a los Oscar del Hollywood televisivo. Y ni siquiera se han concedido. Sólo se han dado conocer sus nominados. La lista completa oficial es la que se puede consultar en este enlace , y si lo que queremos ver es los programas más nominados, entonces debemos pulsar este otro.

En un vistazo rápido, varios titulares: Mad Men y Modern Family son las series dominantes (como en Monte Carlo, por cierto) junto con Boardwalk Empire. Decepición para los fans de dos grandes series como Fringe o Treme, que no obtienen ninguna nominación. Kyra Sedgwick no ha conseguido la nominación en su penúltima temporada al frente de The Closer, pero sí la ha conseguido la actriz secundaria Mary McDonnell como la capitana Sharon Raydor.

Por cadenas, en nominaciones arrasa HBO seguida a distancia por CBS, NBC, FOX…

Actualización: según su twitter oficial, Fringe sí ha obtenido una nominación, al mejor logro creativo en medios interactivos en Fox.com. No es el tipo de nominación que suele generar titulares pero justo es tenerlo en cuenta.

Por otra parte, veo mucha queja por twitter de que Community no esté nominada. Es como la serie de culto de los frikis (le ha quitado el trono a The Big Bang Theory?), cosa que, tras ver los dos primeros capítulos, no puedo entender…

Nueva Actualización: Quinta Temporada, el blog sobre series de El País, se lo ha currado mucho más que yo y ha sacado la lista de las categorías «importantes» con quién ganó el año pasado. Al César lo que es del César, en lugar de plagiarles os dejo el enlace para que lo podáis ver allí. 😉

Crossover julio 11, 2011

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(Personajes de Doctor Who, The Sarah Jane Adventures y Torchwood en una imagen tomada de la web http://geekbase1.wordpress.com/ultimate-dr-who/)

Probablemente en la mayor parte de los casos se trata de una exigencia del departamento de marketing: «¿Cómo damos a conocer esta nueva serie? ¿Cómo repuntamos la audiencia de esta otra?» «Metamos a sus personajes en un episodio de otra serie de éxito y veamos si consiguen enganchar a la audiencia». Así supongo que se planifican la mayoría de los crossover (cruces) entre series, de los que cada vez hay más ejemplos, especialmente para presentar «spin offs» (series que nacen de otras series, generalmente dando papel protagonista a un personaje secundario de la serie madre, como Private Practice, que nace de Grey’s Anatomy, o repitiendo el mismo esquema pero con distintos personajes y escenarios, como NCIS y NCIS LA).

Pero los crossover son, en mi opinión, mucho más que un «product placement» a lo bestia. Son un guiño a los fans que ven cómo el universo que imaginan alrededor de sus personajes se vuelve más real al ser el universo que acoge también otros personajes conocidos y queridos diferentes.

En este sentido, me gustan especialmente los crossover de series que nada tienen que ver una con la otra, como los varios que hicieron la serie de forenses Crossing Jordan y la de casinos Las Vegas (7 y 8 de noviembre de 2004, 2 y 3 de octubre de 2005, varios episodios de Las Vegas de 2006 y finalmente un episodio de Crossing Jordan en febrero de 2007). Otro ejemplo sería el de los criminalistas de la policía de Las Vegas de CSI, que se mezclaron con los agentes del FBI de Sin Rastro en noviembre de 2007.

Y es que CSI tiene una larga experiencia en crossovers. Los forenses presentaron cada una de sus franquicias (Miami y Nueva York) con un capítulo crossover, algo que imitó por ejemplo Mentes Criminales para presentar su fallida (sólo duró una temporada) spin off Criminal Minds Suspect Behaviour.

Hay un modelo intermedio, cuando los personajes de la serie «hija» vuelven a la serie matriz o viceversa, no como presentación de la spin off sino como reunión y celebración para los fans que ven un reencuentro entre personajes y series que ya tienen categoría propia e importancia equivalente. Por ejemplo, los múltiples cruces que hubo entre Buffy y su spin off Angel a lo largo del tiempo, con simples menciones o aparición de personajes de una y otra serie en la contraria. Vuelve a destacar aquí CSI, que llegó a hacer un crossover «en trilogía» en el que un mismo caso se extendió en tres capítulos que se desarrollaron en la original de Las Vegas y sus spin off de Miami y Nueva York en noviembre de 2009.

Aunque para triples encuentros sin duda uno de los que llevo en mi corazoncito es el de el Doctor de Doctor Who y sus ex acompañantes Capitán Jack Harkness (para entonces protagonista de la más adulta Torchwood) y Sarah Jane Smith (la protagonista de la spin off más infantil The Sarah Jane Adventures), junto con algunos de sus nuevos compañeros, en los capítulos The Stolen Earth y The Journey’s End de 2008. Aún se me cuesta evitar una lagrimita cuando los vuelvo a ver, igual que en la despedida del décimo doctor, en The End of Time 1 y 2, emitidos el 25 de diciembre de 2009 y el 1 de enero de 2010, cuando vuelven a aparecer todos los viejos amigos por unos segundos, en la triste y silenciosa despedida de mi doctor favorito.

Y luego tenemos los experimentos extraños, como cuando el agente Booth de Bones estuvo un capítulo teniendo visiones de Stewie, el bebé insoportable de los dibujos animados adultos Padre de Familia. Otra curiosidad sobre Bones: estaba previsto que acogiera en crossover el final de las tramas de la serie Vanished, que había sido cancelada a los 13 capítulos al no contar con el beneplácito de la audiencia, pero la huelga de guionistas de 2006 precipitó el final de aquella temporada de la serie de Booth y la Doctora Temperance Brennan, con lo que el crossover y el desenlace de Desaparecida nunca llegaron a producirse.

Y ya por último, están los crossover que nos imaginamos los fans. ¿Qué pasaría si mi querido agente Hotchner y sus chicos de Criminal Minds estuvieran tras la pista de mi asesino en serie favorito, Dexter? ¿Cómo salvaría el Doctor los dos universos de Olivia Dunham y «Fauxlivia» en Fringe? ¿Qué posibilidades tendría la abogada Alicia de The Good Wife de defender con éxito a alguien detenido por la implacable subjefa de policía Brenda Leigh Johnson de The Closer? Las posibilidades son infinitas, y muchas son las webs dedicadas a este ejercicio de imaginación.

En definitiva, como se habrá visto, me encantan los crossover. He decidido empezar un proyecto de recopilación de crossovers de series lo más completo posible así que, si conoces dos series que se cruzaron en algún momento, dímelo en un comentario, a ver qué lista conseguimos entre todos. ¡Gracias!

Power to the people junio 30, 2011

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Hace poco hablé de la serie de Sí, Ministro. No quiero repetirme, sólo pondré unas líneas para referirme a un capítulo concreto de su secuela (Sí, Primer Ministro): Power to the people. Se emitió el 31 de diciembre de 1987, pero bien pudo haberse escrito el pasado 15 de mayo bajo el influjo de la acampada de la Puerta del Sol.

Antes de nada, advierto que explicar el argumento para justificar esta afirmación es un pequeño spoiler, aunque en Sí, primer ministro lo importante son los diálogos de cada situación concretao. No creo que a nadie se le eche a perder el capítulo por el siguiente párrafo. De cualquier manera, los puristas de los spoilers avisados están de no seguir leyendo:

A muy grandes rasgos, en Power to the peope, el primer ministro, Jim Hacker, se fija en un articulo académico que diseña un sistema de representaciones vecinales para sustituir a los consistorios tradicionales. Harto harto de que los concejales, votados solo por el 25% de lampoblación, gestionen mal sus competencias y luego culpen al Gobierno central de su propia incompetencia, Hacker abraza esa idea de democracia real con entusiasmo. Un entusiasmo que se desvanece cuando el sibilino Sir Humphrey, máximo funcionario del Gobierno, aterrorizado con la pérdida de poder que le supondría acabar con el status quo, consigue, con las más insospechadas alianzas, hacerle ver que esa oleada democrática acabaría, en último termino, llegando hasta el sistema de elección del primer ministro.

Impresionante cómo los creadores Anthony Jay y Jonathan Lynn escribieron hace 24 años algo que podría haber sido escrito ayer. Cada vez tengo más la sensación de que todo lo que implica Gobierno y política es un gran día de la marmota salvo extrañísimas pequeñas excepciones… Eso sí, llámame conformista, pero en el fondo en mi opinión esas pequeñas excepciones siguen mereciendo la pena.

¿Quién mató al comendador? junio 28, 2011

Posted by mispequenasobsesiones in Medios de comunicación.
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Mientras escucho de fondo a Rajoy en el debate del Estado de la Nación, hago una reflexión sobre un tema que, esta vez, nada tiene que ver con series de televisión (pero tampoco con Rajoy, don’t worry).

Como buena periodista, todas las informaciones sobre politiquería interna de los medios de comunicación me interesan. Y como buena ex alumna del máster de El País, las de El País, más. Por eso tardé minutos en suscribirme al recién creado twitter del comité de empresa del citado diario (@comite_elpais).

Los redactores del periódico de Miguel Yuste llevan meses peleando con la empresa a cuenta de sus condiciones laborales. Un diario cuyo convenio colectivo se estudiaba en su día como modelo hoy pretende consagrar una doble escala salarial (según vengas «del papel» o del digital) y mermar derechos de sus redactores y más aún de sus siempre maltratados colaboradores. Ya me di cuenta en su día de que una cosa es la línea editorial (más o menos progresista, aunque últimamente ni eso) y otra bien distinta la línea empresarial, y parece que esto ha ido empeorando con los años, la deuda del grupo y la crisis general.

El caso es que, como medida de presión, hace unos días la mayoría de redactores dejaron de firmar sus noticias. Una medida valiente pero, creí yo, inútil. ¿Cuántos lectores leen la firma de una noticia? ¿Cuántos lectores saben que Fulanito de Tal es el que siempre sigue al PSOE y Menganita la especialista en Educación? Nadie. Sólo miramos las firmas los gabinetes de prensa y las fuentes (para saber a quién llamar si hay que protestar o suplicar que nos publiquen algo) y los propios periodistas (que son más propensos a tener egos importantes que otros trabajadores, creo yo).

Y en esas estaba hasta que las «cuatro jotas» (es decir, el director de El País, Javier Moreno, y sus tres antecesores: Jesús Ceberio, Joaquín Estefanía, Juan Luis Cebrián) han publicado una tribuna incendiaria, «Transparencia frente a Fuenteovejuna«, acusándoles precisamente de ser eso, «Fuenteovejuna», escondiéndose todos detrás de una anónima falta de firmas. ¿Se puede ser director de un diario tan importante y cometer semejante error de comunicación?

Primero: Los lectores que no se habían dado ni cuenta, ahora saben claramente que los trabajadores de El País están jodidos por su empresa (¿cuántos de esos que escriben a la Defensora del Lector diciendo que «su periódico de toda la vida» se plantearán ahora si su periódico es la cabecera o los curritos que la hacen?).

Segundo: Confirma y hace público algo que yo creo que a los lectores no les gustará: lo que he dicho antes de que para El País una cosa es la empresa y otra la línea editorial (pidiendo que los temas laborales se resuelvan en un foro y los del ejercicio de la profesión en otro). Aparte de que esa distinción entre ética profesional y condiciones laborales es ficticia e interesada: un periodista que está jodido laboralmente tiene muchas menos posibilidades de escribir libremente y en conciencia.

Tercero: Demuestran al comité que su postura ha tenido éxito. Una medida tan tonta como dejar de firmar (algo a lo que en Cuatro, por ejemplo, obligó en su momento la empresa), que ni siquiera supone merma económica porque no es una huelga que impida que salga el periódico, hace tanta pupa que los cuatro directores salen ladrando («luego cabalgamos», pensará el comité de empresa).

Cuarto y más importante: ¿Cómo se les ocurre insultarles llamándoles «Fuenteovejuna»? ¿A quién demonios de los cuatro se le ha ocurrido ese titular? ¿Es un infiltrado del comité? ¡¡En qué cabeza cabe!! En el imaginario colectivo Fuenteovejuna es algo muy positivo. Es un pueblo unido contra el malvado comendador. Es solidaridad, altruismo, comunidad, sociedad, pobres contra el rico, muchos David unidos contra Goliat. ¿Pero de verdad no se dan cuenta los cuatro directores que acaban de poner a toda la ciudadanía con los redactores y contra la empresa? ?No han leído ninguno de los cuatro a Lakoff y su teoría de los marcos? ¿Cómo cuatro personas que cometen semejante error de comunicación corporativa son o han sido directores del periódico más influyente y que a más políticos ha puesto de rodillas en este país?

Y quinto para acabar (spoiler): Que sepan los cuatro jotas, por si no la han leído o visto, que en la obra de Lope de Vega, al final, gana Fuenteovejuna, que obtiene el favor del rey.

Luego dirán que cualquier periodista sirve para comunicación corporativa. Pena de profesión. En todos los sentidos.

Actualización: respuesta que el comité de empresa está circulando porque al parecer el periódico se niega a publicarla.
Me pregunto qué dirá la defensora del lector de todo esto. No me gustaría estar en su pellejo.

Yes, Minister junio 21, 2011

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«Es milagroso que «Sí, Ministro» alcanzara el éxito. Si lo piensas, se trata de tres hombres mayores hablando del Gobierno. Sin acción, sin mujeres, sin sexo. Ya sabes… No sé cómo llegó a funcionar». Quien así se expresa, con mucha razón, en los contenidos extra del DVD de la mencionada serie es Jonathan Lynn, cocreador, junto con Anthony Jay, de Sí, Ministro y su secuela Sí, Primer Ministro, auténticos éxitos de la BBC en los años 80.

Ahora que tan en duda se pone la calidad de la democracia y tanto se desprecia la «clase política», no creo que una serie así tuviera el mismo éxito, pero para alguien que aún cree que la mayoría de los políticos se meten en ello para hacer cosas que consideran que se deben hacer, aunque muchas veces no lo consigan, la serie es una delicia. Satírica y cínica, pero deliciosa.

Otra de las cosas que creo (defensora de las causas perdidas e impopulares) es en el valor del imprescindible trabajo de los servidores públicos. Pienso que una cosa es liderar, decirle a la Administración hacia dónde tiene que ir (políticos), y otra es ejecutar esa política, asesorar, ofrecer las distintas opciones, buscar las soluciones de cómo llegar a ese objetivo genérico y que la administración funcione (funcionarios), aunque la falta de cultura política hace que hoy la gente mezcle las dos cosas (en esta línea, ya me quejé el pasado abril en este mismo blog de que en este país confundamos lo que es un político y lo que es un alto funcionario, por ejemplo cuando se piden «ministros expertos»).

Sobre estas dos patas del Gobierno, políticos y funcionarios, trata Sí, Ministro. Pienso que a mí me ha encantado porque entiendo muy bien de lo que habla (y me río con cariño) pero al mismo tiempo creo que es una serie que también les puede encantar a los que desprecian tanto a políticos como a funcionarios, puesto que ninguno sale bien parado… Y es que el argumento de «la serie preferida de la dama de hierro», como reza la publicidad de la caja, trata de las tensiones entre el ministro de asuntos administrativos, Jim Hacker, y el secretario permanente del Ministerio (como nuestros subsecretarios pero puramente funcionarios, sin nombramientos políticos como en España), Sir Humphrey. El objetivo del inseguro ministro es reducir la burocracia y hacer cosas (y mantenerse en el cargo) y el del inteligente Sir Humphrey es evitar que el ministro haga nada que cambie siglos de «eficiente» trabajo de la administración. El tercero en discordia es el secretario personal del ministro, Bernard, funcionario que nada entre dos aguas.

Con estos mimbres se construyeron entre 1980 y 1982 tres temporadas de una sitcom teatral graciosísima de agudos diálogos y complicados enredos. En un especial de Navidad en 1984 Hacker llegó a primer ministro, preparándose así el terreno para Yes, Prime Minister, emitida en el 86-87. En la actualidad, el teatro Apollo de Londres acoge la obra de teatro Yes, Prime Minister, escrita ex profeso para las tablas por Jonathan Lynn y Anthony Jay y que iré a ver este verano (motivo por el cual he visto la serie y he escrito este post, por cierto).

Dicho todo esto, para acabar de explicar esta serie lo mejor es reproducir alguno de sus diálogos:

Hacker a su mujer: La oposición no es realmente la oposición. Sólo son el Gobierno en el exilio. El funcionariado son la oposición interna.

[Sobre cómo orientar a los ministros para tomar las decisiones correctas]
Sir Humphrey: Si quieres estar realmente seguro de que el Ministro no lo acepta, debes decir que la decisión es «valiente».
Bernard: Y eso es peor que la «polémica»?
Sir Humphrey: Oh, sí! «Polémica» sólo significa «esto va a hacerle perder votos». «Valiente», significa «esto le va a hacer perder las elecciones!»

Sir Humphrey: Bernard, los ministros no deben saber más de lo que necesitan saber. Así no pueden decírselo a nadie. Al igual que los agentes secretos, que podrían ser capturados y torturados.
Bernard: ¿Quiere decir por los terroristas?
Sir Humphrey: ¡por la BBC, Bernard!

Hacker: ¡Eres un cínico Humphrey!
Sir Humphrey: Un cínico es lo que un idealista llama a un realista.

Sir Humphrey: Mi trabajo es llevar a cabo la política del gobierno.
Hacker: ¿Incluso si piensa que está mal?
Sir Humphrey: Bueno, casi toda la política del gobierno está mal, pero… ¡tremendamente bien ejecutada!

Y un largo etcétera…

¿Qué le pasa, Doctor? junio 16, 2011

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20110616-204324.jpgImagen del twitter de Steven Moffat con él (en el centro) y los actores Benedict Cumberbatch (intérprete de Sherlock, a la izquierda) y Matt Smith (Doctor Who, derecha).

Es raro leer cuatro o cinco entradas de este blog y que el nombre de Steven Moffat no sea mencionado. Siento ser pesada, pero aquí vamos otra vez (yo no tengo la culpa de que sea el alma mater de dos de las series que más me gustan en estos momentos, Doctor Who y Sherlock, y encima hiperactivo twittero). Además, cuando el caso que voy a comentar termine será interesante analizarlo como ejemplo de mala (o buena, vete tú a saber) comunicación corporativa.

La sexta temporada de Doctor Who se ha dividido en dos partes: siete capítulos que acabaron hace un par de semanas con A Good Man Goes to War (donde por fin se descubre quién es River Song!!) y otros tantos que se emitirán, es de esperar, en otoño. Al mismo tiempo, hace poco comenzó el rodaje de tres nuevos capítulos de Sherlock, que constituirán su segunda temporada.

Recientemente se anunció que se habían encargado 13 capítulos más de Doctor Who con Matt Smith como el Doctor. Fue una tranquilidad saber que no cambiaríamos de Doctor en un tiempo (las especulaciones sobre nuevas reencarnaciones del Doctor siempre llenan ríos de tinta), pero pronto empezaron a surgir dudas, porque se hablaba de que esos 13 capítulos se dividirían en 2012 y 2013, resultando, por tanto, temporadas realmente cortas incluso para los estándares británicos. No hay que perder de vista que en 2013 se celebrará el 50 aniversario de la serie y todos los whovians esperan una celebración a la altura de la efeméride.

Los ríos de tinta (hoy día deberíamos decir píxeles) volvieron a fluir. Moffat respondió a los inquietos fans con un mensaje esperanzador en twitter: Dr Who: misquotes and misunderstandings. But I’m not being bounced into announcing the cool stuff before we’re ready. Hush, and patience.

Hoy, en un movimiento poco inteligente, Danny Cohen, channel controller (¿director de antena?) de la BBC, ha asegurado que los compromisos de Moffat con Sherlock significan menos Doctor Who, con frases como «The man has to sleep and eat, and he’s got a family.» Como era de esperar, los fans del buen Doctor, que no sólo son muchos sino muy activos, han salido en tromba contra Sherlock, y los fans de ambos shows contra la BBC y Moffat por no prescindir del dormir y comer (o de alguna de las dos series).

Ya me parecería un error de comunicación decir claramente que supeditas una serie tan querida por mucha gente a otra (les predispones contra Sherlock), y anunciarlo poniendo esa responsabilidad sobre los hombros de su alma mater me parece cruel (independientemente de que sea cierto o falso), pero lo que me ha parecido incomprensible en cualquier estrategia de comunicación (y una espera que la BBC tenga una) ha sido el twitt de Moffat poco después: The scheduling of Dr Who has got NOTHING to with Sherlock. On the plus side THE BBC SPELLED MY NAME RIGHT!!!!

Moffat niega en twitter una declaración de uno de los jefes de la BBC pero no cuenta cómo quedan finalmente los capítulos y a qué viene todo esto. ¿Están preparando la mega temporada para el aniversario de 2013? ¿Van a reunir a todos los doctores y no pueden hacerlo público porque aún están negociando? ¿Quiere Danny Cohen acabar con Moffat? ¿Está Moffat presionando a la BBC? ¿Se han puesto de acuerdo el tal Cohen y Moffat para que hablen de ellos y generar expectativas? Habrá que seguir atentos al siguiente capítulo de este culebrón, que bien podría convertirse en una serie tipo Studio 60. No olvidemos que la primera serie de Moffat se titulaba Press Gang…

Complicidades en Twitter junio 15, 2011

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Mi alter ego en Twitter, Helena Teruel, leyó el otro día un comentario muy acertado en la red social de los 140 caracteres: «En Facebook tienes a tus amigos del colegio y en Twitter a los que te hubiese gustado tener». Cuánta verdad… ¡Y qué peligro para el equilibrio mental de potenciales acosadores y fanáticos obsesivos!

Y es que Twitter es una herramienta fantástica no sólo para seguir noticias y hablar con conocidos y desconocidos sobre temas de interés común, sino también para ver destellos de las personalidades reales y privadas de artistas admirados. Hay muchos famosos y medio famosos que controlan sus cuentas personalmente, sin intermediación de sus relaciones públicas, con lo que siguiéndolos obtienes la sensación de que charlas con ellos (e incluso, a veces, es verdad).

A los fans nos acerca a nuestras estrellas y a ellos les debe provocar también una sensación esxtraña, digo yo. Los fans ya no son sólo adolescentes a los que firman un autógrafo, sino que además pueden darles su opinión, hacer preguntas, contarles cosas y darles el apoyo incondicional que se espera de un fan.

Realmente me pregunto qué pensará y qué sensación le provocará a Steven Moffat (showrunner de Doctor Who y Sherlock, pero ser humano al fin y al cabo) cuando pregunta al aire un domingo qué navegador de Internet sugieren para un Mac porque Firefox se le cuelga, y obtiene instantáneamente cientos de recomendaciones y consejos, así como opiones sobre su decisión final (Opera). El mismo guionista que anoche sentía más complicidad con los 121.000 desconocidos anónimos que le siguen en Twitter que con las personas que tenía al lado, cuando publicó algo así como Estoy en un sitio muy pijo. Tan pijo como esto: «Puedo haber visto algo de lo que has hecho?» «Dr. Who, Sherlock?» Estoy seguro de que debería haber oído hablar de ellas…. Obviamente se aburría. Y allí estaban sus anónimos seguidores para entretenerle y reafirmarle. ¿Quién necesita que un pijo le reconozca si 121.000 personas salieron en tromba para recomendarle que huyera del lugar y preguntándose en qué planeta estaba? (hay que decir que Sherlock fue la serie revelación del verano pasado en Reino Unido y Doctor Who se emite con gran éxito desde los años 60, habiendo renacido en 2005 de la mano, entre otros, de Moffat, que este año es su máximo patrón).

Otros famosos no tienen ese grado de interacción y aún así nos ofrecen un destello de sus vidas que hace a los fans sentirse irresistiblemente cómplices. Hoy, por ejemplo, decenas de miles de personas han podido presenciar las bromas entre Thomas Gibson (66.177 seguidores), Matthew Gray Gubler (154.000 seguidores) y Kirsten Vangsness (74.200 seguidores) a propósito de la estancia en París de los dos primeros. ¿Cómo no creerse después la complicidad entre sus personajes de Mentes Criminales si Twitter muestra que la hay entre los actores que los interpretan?

Es una sensación muy agradable la de sentirse de alguna manera cercano a personas que admiras. Habrá que aprovecharlo mientras dure, que auguro que será poco tiempo. La libertad de los famosos para hacer comentarios en twitter se acabará cuando se generalice lo de que lo dicho en 140 caracteres sea considerado relevante como para rescindir un contrato (léase la polémica de Vigalondo, por ejemplo) o cuando simplemente los comentarios amables de los fans no sean capaces de contrarrestar a los de los «trolls» bordes, acomplejados y agresivos que se creen con derecho a insultar a alguien sólo porque es famoso (como cuando Buenafuente, otro de esos famosos que «dialoga» con sus fans a través de Twitter, tuvo que irse durante unos días por no soportar los insultos que le proferían por no haber sido incisivo en una entrevista con la ministra de Cultura). Y es que la red es tan nueva que no se han creado aún códigos para usarla con educación.

Monte Carlo junio 14, 2011

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Los actores Thomas Gibson y Mathew Gray Gubler, de Mentes Criminales, en el 51 Festival de Televisión de Montecarlo (captura de uno de los vídeos oficiales de la web del certatmen)

Las series de televisión son un producto cultural de moda ahora, pero el pequeño principado de Mónaco lleva apostando por ellas desde 1961, cuando Reiniero III instauró el festival de televisión de Monte Carlo «para impulsar una nueva forma de expresión artística al servicio de la paz y el entendimeinto entre los hombres». La 51 edición se acaba de celebrar, entre el 6 y el 10 de junio de 2011.

No parece haber tenido excesiva repercusión, pero ahora que todo el mundo está pendiente de los Emmys y de los premios de la Television Critics Association, bien vale echarle un vistazo al palmarés de Ninfas de Oro. Al fin y al cabo, si no es en los blogs, ¿dónde nos vamos a hacer eco de un festival del que, a pesar del glamour que otorga la monarquía monegasca, he tenido más conocimiento por los twitters de Mathew Gray Gubler y Thomas Gibson (actores de Mentes Criminales que se pasaron un par de días por allí) que por los medios de comunicación convencionales?

Entre los premiados (ignoraré todo aquello que no sean series de televisión, como noticias o documentales), nada especialmente llamativo: mejor comedia para Modern Family y Mejor drama para Mad Men.

En cuanto a otros galardones, están repartidos entre producciones europeas y estadounidenses. Así, la mejor actriz de comedia es Annette Frier por una serie alemana, Danni Lowinsky, y el mejor actor de comedia es Tracy Morgan por 30 Rock. La mejor actriz de drama es Sidse Babett Knudsen por la danesa Government y el mejor actor de drama es Jon Hamm por Mad Men. La mejor comedia europea es la francesa Fais pas ci Fais pas ça y el mejor drama europeo Wonderful times, de la República Checa.

En otros apartados es destacable que Edgar Ramírez obtuvo el galardón por Mejor actor de miniserie por la producción francesa Carlos, que en España se estrenará en los cines en una versión reducida en formato película.

Por último, hay que señalar que el festival concede también los Premios Internacionales de la Audiencia, que se otorgan en función de la audiencia global de una serie, teniendo en cuenta los cinco continentes. En la categoría de Drama se lo ha llevado CSI (lo ha conseguido varios años), en Comedia Mujeres desesperadas y en telenovelas – soup operas, la estadounidense The Bold and The Beautiful.

Procedimentales

Precisamente, los comentarios al premio a CSI en una web que daba la noticia me llamaron bastante la atención. Un internauta se preguntaba que cómo podía ser CSI la serie más visa del mundo, si no entendía cómo no la habían cancelado todavía. Otro le respondía que no se había cancelado, como Fringe, porque hacían bastante dinero fuera de EEUU, y por eso merecía la pena mantenerlas en antena en su tierra. Varios internautas más abogaban por su cancelación inmediata y ena tercera voz más algo así como que no entendía a los europeos, obsesionados con las series procedimentales de crímenes. Ésta fue la afirmación que más me llamó la atención, primero por mi obsesión personal por las series de crímenes y segundo porque siempre había atribuido esa obsesión a los americanos (al fin y al cabo, son ellos los que nos venden las series, y venden armas sin control y tienen elevadas tasas de homicidios…).

Así pues, emprendí una rápida búsqueda de los programas más vistos el año pasado en EEUU. No ha sido fácil, pero finalmente he encontrado una fotogalería de The Daily Beast con los 20 programas más vistos de 2010 y los cinco menos vistos. No cita fuentes, pero me fiaré porque sirve a mis propósitos.

Efectivamente, no es CSI lo más visto de ficción, sino su melliza de la policía militar que hasta en el nombre se parece: la tambien procedimental NCIS, el quinto programa más visto en 2010 y el primero de ficción. En las siguentes ficciones más vistas está la spin off de la primera (NCIS LA), una comedia (Two and a half men), un drama (Grey’s anatomy) y de nuevo otra procedimental: The mentalist. CSI, por cierto, ocupa el puesto 18 de la lista total, no está tan mal… Ya puedo estar tranquila, no somos más sanguinarios que ellos. Larga vida a las procedimentales…

Mujeres fuertes junio 12, 2011

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Acabo de terminar de ver la segunda temporada de The Good Wife, lo que me sirve como excusa para reflexionar sobre el rol de las mujeres en las series de televisión. Siempre ha habido mujeres fuertes y poderosas en la ficción. El problema es que estaban en el bando de los malos. Desde la controlador Angela Channing de Falcon Crest a la femme fatale (lagarta fatale, más bien) Diana de V. El problema venia al mirar al lado de los buenos: aunque la princesa Leia daba algunas lecciones ya en 1977 a Luke Skywalker y Han Solo sobre cómo organizar un rescate, el papel de la mujer solía implicar ser socorrida y protegida por el héroe masculino al que, hay que reconocerlo, en ocasiones, ayudaba. Las mujeres protagonistas, más allá de Los Ángeles de Charlie (los ángeles de un hombre, nada menos) y Embrujada, eran difíciles de encontrar.

Ya no es así. Las pantallas están plagadas de mujeres fuertes que llevan el protagonismo de sus series de acción, de ciencia ficción, procedimentales, dramas… Muchas mujeres fuertes me vienen a la cabeza: Scully (¿quizá la primera de una nueva hornada de mujeres que socorren y aleccionan a sus hombres?), Buffy, Bones, Starbucks (nueva época), Nikita, las chicas de Embrujadas, las perceptivas protagonistas de Medium o Entre Fantasmas y un largo etc.

El problema es que siempre son Super mujeres o mujeres muy poco mujeres. Mujeres que podrían ser hombres sin que la trama tuviera que sufrir importantes variaciones. Aún así, es delicioso ver cómo los guionistas van introduciendo matices en estas Super mujeres para hacerlas más reales. Adoro las inseguridades de la subjefa de policía Brenda Leigh Jonson con su novio (después marido), con sus padres y con el chocolate al mismo tiempo que es capaz de hacer cantar al malhechor más peligroso en The Closer. Me hacen identificarme con ella, creermela. La inseguridad en los asuntos personales suele ser el toque que los guionistas añaden para humanizar a sus fuertes mujeres protagonistas y, aunque es destacable que ese toque «inseguro» no parece ser considerado necesario para los protagonistas masculinos, se agradece. Pero no es suficiente.

¿Dónde están las heroínas mamás? ¿Dónde están las heroínas con parejas de larga duración? Salvo honrosas excepciones como la maravillosa medium madre con trabajo a tiempo parcial interpretada por Patricia Arquette, ¿es que acaso una mujer protagonista en la ficción sólo funciona si está libre de ataduras para generar tensión sexual con su compañero masculino de reparto?

Por eso me ha resultando muy interesante The Good Wife. La protagonista es una mujer. Y es una mujer de verdad. Es la típica serie de abogados que resuelve un caso por capitulo (y que junto con las policiacas suelen encantarme), y también tiene tensión sexual entre dos de los personajes y otros muchos elementos comunes en este tipo de series, pero es mucho mas que eso. Es una serie sobre una mujer: una mujer a la sombra de un marido al que apoya en su carrera política; una mujer que tiene a su vez graves problemas conyugales; que cría a dos hijos adolescentes mientras intenta compaginarlos con unos horarios laborales infernales; una mujer con una suegra entrometida y manipuladora; una mujer de cuarenta y tantos que crece y evoluciona con cada capítulo, que sabe que no puede dejarse llevar por la pasión porque tiene unos hijos y unas responsabilidades. Y aun así resuelve sus casos y gana sus juicios.

Probablemente en minutos por capitulo la trama de abogados sale ganando a la humana, pero sin lugar a dudas las dos son igual de importantes para formar el conjunto de lo que es The Good Wife. Un conjunto muy interesante. Tal y como se cerró la segunda temporada, no tengo ni idea de por dónde puede evolucionar la tercera, pero sin duda yo estaré ahí para verlo.